domingo, 25 de marzo de 2012

Los inmortales pudieron haber engañado a la muerte por décadas, sus cuerpos no envejecían, pero sus mentes se deterioraban. Claro está que recibieron tratamiento para aquellas enfermedades mentales ya conocidas y para la cuales había con que luchar. Pero algunos de ellos desarrollaron una nueva suerte de demencia que jamás se había visto. No es claro aun como se pudo dar esta enfermedad, debido a que fueron relativamente pocas las personas que la sufrieron y muy particulares las variables que intervinieron en dicha enfermedad.
El mal se llegó a conocer como en síndrome Drácula. Así literalmente estas personas comenzaron a consumir sangre humana, en la creencia de haberse convertido en inmortales que necesitaban de dicha sangre para vivir. Si el grupo de los inmortales era exclusivo, el de los Drácula lo era aun más. Alrededor de 50 personas se vieron afectadas por esta enfermedad, aunque los afectados en realidad fueron sus victimas.
Con protección del gobierno de los Estados Unidos, que se había convertido en una gerontocracía rancia y reaccionaria pero corrupta hasta el tuétano, los Dráculas tuvieron la oportunidad de asesinar a miles de personas en un periodo de cerca de 20 años. Entre las víctimas se encontraban en su mayoría hombres y mujeres jóvenes y apuestos, traídos en ocasiones de otras partes del planeta, con engaños de recibir la residencia estadounidenses, que muchas veces eran violados para después morir desangrados mientras sus victimarios bebían de sus cuellos.